Las radios populares representan un espacio de poder, el cual a lo largo de tiempo ha ido específicamente en una línea creciente, me refiero a que las radios populares están dirigidas a la forma en cómo utilizar el poder que tienen para promover una sociedad más desarrollada.
Este poder mencionado está conectado en tres dimensiones de poderes: el poder saber, el poder hablar y el poder ser y actuar colectivamente, los cuales están estrechamente vinculados debido a que abarcan diferentes aspectos de la práctica de las emisoras.
Las radios populares muestran la primera dimensión del “poder saber” desde sus habilidades de impulsar el conocimiento a la sociedad, es aquí donde cumple una función educativa, ya que la radio ya sea en los años 50’ donde la gente necesitaba ser instruida para la alfabetización hasta la actualidad donde las radios populares pueden promover movimientos de sociedades para un bien común; por ejemplo, el cuidado del agua potable, la prevención del dengue en los hogares, la actitudes activistas para reclamar sus derechos, etc. Es así como las radios populares en un mundo donde sobra la información, la canaliza y brinda información efectiva-es decir, que ayuda a las sociedades- para una buena utilización de ese saber.
En el poder hablar, las radios populares otorgan un nuevo dispositivos para que sean escuchados los “sin voz” los que sufrían de opresión, sectores de la sociedad que no podrían disfrutar del banquete, personas con múltiples necesidades que requerían atención urgente, la radio popular será cómplice de que por fin esta sociedad que pertenecía al sector olvidado sea escuchada, participe y sobretodo tenga facultad de reclamar sus derechos, volviéndose parte de lo existente, de entre y lucha por lo que tienen bien merecido; es decir, una mejor calidad de vida para ellos.
Espacios donde hacer valer su identidad y su dignidad son ahora los que ofrecen las radios populares con el poder saber y el poder hablar forjando desde ahí una sociedad que rompe con esa “cultura del silencio”, con esa actitud sumisa de aceptar todo lo que manda desde la hegemonía, fomentando en las emisoras espacios de encuentro y diálogo y así acercando a las comunidades al “poder ser y actuar colectivamente, siendo parte activa de lo que está sucediendo y que está afectando significativamente a la persona. Se muestra, ahora, movimientos y formas de lucha contra todo los que pisoteaban su dignidad y que fabricaban un enorme muro entre el ser victorioso y el olvidado.
Las radios populares tienden a abrir espacios de encuentro donde como medio para la ciudadanía que son, pueden hacer posible que asociaciones enteras compartan las misma ideologías de cambio con otros grupos y así formar uno solo más fuerte y con ganas de un cambio para que así sean escuchadas, también las radios populares abren espacios de agregación donde se pueden construir puentes, diseñarse convergencias y parentescos, provocarse acercamientos.
Las radios populares tienen hoy innumerables instrumentos tecnológicos, las cuales no sólo deben utilizarse para acceder a mayor cantidad de fuentes informativas o para agilizar la operación técnica de las emisoras, sino también tienen la facultad de ser empleadas para generar conocimiento pertinente y situado que fortalezca la voz ciudadana, sus demandas y propuestas.
Entonces, podemos decir también que la credibilidad que mantienen las emisoras populares es sólida base para su conversión en nodos de conocimiento alternativo y calificado. Seguramente, necesitará de nuevos actores a los que ellas están obligadas a englobar no sólo para reducir brechas, sino para trazar una brecha distintiva respecto de las agendas mediáticas existentes.
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