martes, 15 de mayo de 2012

Escena cultural contemporánea y discurso radiofónico


Existe una estrecha relación de la palabra con el tiempo, esto es causado debido a los cambios que se suscitan, ya sean éstos cambios sociológicos, cambios tecnológicos y/o cambios de costumbres, etc. Se habla de una relación especial entre el sonido y el tiempo, puesto que la humanidad ha evolucionado en el tiempo, por lo tanto si nos remontamos al inicio de las civilizaciones, recordaremos que no eran grupos con lenguaje oral determinado, sino que usaban distintas sonidos para llamar la atención o para transmitir mensajes que ayudaba a la comunicación con sus demás compañeros.

Ahora que ya tenemos hasta experiencias humanas que influyen en lo que decimos tenemos diversas voces sociales en múltiples patrones de sonidos que componen una lengua y sus usos, en los ritmos y las pautas de la conversación cotidiana, las narraciones ritualizadas, las canciones y en fin toda esa cauda de formas de interacción verbal que caracterizan las culturas históricas. Pues, ahora existe la pluralidad de lenguajes sociales y discursivos ideológicos que constituyen un medio dinámico de pluridiscursividad y remite a la oralidad. Este vídeo muestra los patrones sonoros que podemos utilizar para llegar a conectar con el oyente: http://www.youtube.com/watch?v=dM0JBm8vX-0

Cada persona es un mundo de sonidos del discurso oral, con sus modulaciones, acentos y entonaciones, cada uno de los cuales es portador de los matices sociales del sentido social y personalizado situacional. Poseemos una cronotopía –su arraigo espacio-temporal- que la sitúa como única, y su ideología, que la identifica como entidad social.

Debemos tomar en cuenta lo que dice Bajtin, él diferencia géneros primarios-principalmente orales, de géneros secundarios de la esfera de la comunicación discursiva escrita (dramas, novelas, ensayos, géneros periodísticos, etc.). Afirma que los géneros secundarios absorben y reelaboran diversos géneros primarios constituidos en la comunicación discursiva inmediata.  Esto sugiere que la tanto la voz como la letra aparecen unificadas por la producción dinámica de los sentidos, la metáfora musical está ligada a lo dialógico y sugiere que la música y la misma idea de entonación relacionada con el lenguaje musical es generadora del sentido.

En el discurso radiofónico, el receptor utiliza diversas variables paralingüisticas (timbre, intensidad, entonación, acento) constituidas de “tonos de la voz” específico, para construir imágenes corporales, en muchas circunstancias alejadas de la fisonomía real de los individuos que hablan. Por ejemplo, cuando hacemos radio debemos acoplar nuestra voz al contexto que vamos a representar o queremos que imagine el receptor; es decir, si tratamos temas que tengan que ver con responsabilidad social o el bien común de la ciudadanía debemos tener un adecuado timbre, intensidad y entonación de nuestra voz para que el mensaje que transmitamos sea creíble, entendible y asimilable. Por lo tanto, todo cómo lo escuche el receptor dependerá de uso de su voz que tiene el emisor para transmitir el mensaje.

El lenguaje de la radio es invisible, seductor y sugerente; posee una presencia fugaz, porque no está dominado por el sentido de la vista y puede provocar presencias imaginarias, tejer memoria o generar sueño. Es una ventaja única que sólo tiene la radio, permite al radioescucha usar su imaginación, no le limita a recrear personajes, lugares o tiempos específicos sino que lo invita y anima a poder distraer su mente con sólo escuchar y permite desarrollar la creatividad.

La palabra radiofónica está más ligada a la acción con el mundo que a la interpretación del mundo, apelan a las imágenes memorables, a la redundancia, a los refuerzos y al ritmo en el decir, a paralelismos entre oraciones o miembros de discursos, a juegos con la respiración o en el uso de los silencios, etc. La construcción discursiva es la fórmula de la cultural oral.

El diálogo radiofónico debe ser no sólo entre los locutores, olvidándose que están en un programa radial y están siendo escuchados, los que los escuchan, la audiencia, los radioescuchas, deben ser los co-protagonistas de los programas radiales para esto intervienen técnicas como la de empatizar con el público aludiendo cómo se sienten, o tal vez creando un ambiente de mucho más confianza, dirigiéndose a la persona con un título de “amigo” creando un carácter afectivo en la radio con el otro, estrechando así los vínculos de cercanía con el radioescucha.

La distancia entre el medio y el oyente queda abolida por lo directo de la oralidad, la enunciación interpeladora y diversas estrategias de interactividad que crean intimidad, confianza e incluso confesionalidad.

También hay que tener en cuenta que los géneros dialógicos en la radio otorgan dinamismo a la información y un rol más activo al destinatario. En radio tenemos una materia bruta por explotar, la voz, la entonación, ritmo expositivo, respiración la cual permite que produzca impacto en el receptor, puesto que la radio capta el testimonio y el valor expresivo de la voz humana debemos “sacarle el jugo”.

Hablamos, además, del género participación que tiene como objetivo principal hacer público el contacto inmediato y particular que se establece entre el sujeto emisor de la comunicación y determinado oyente. Este link nos presenta un ejemplo de la participación de oyente en la radio, de espectadores a usuarios:   http://www.vivalaradio.org/comunicacion-alternativa/radios/invitar-al-otro.html

A manera de conclusión, en el discurso radiofónico hay que tener en cuenta que como comunicadores nuestra motivación al hacer radio debe ser que las personas puedan entender el mensaje que transmitimos y que lo asimilen y eso dependerá de nuestra forma de cómo causemos impacto con lo que decimos, usando muy bien los géneros, recursos, y relaciones con el oyente. 

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